lunes, 18 de octubre de 2010

En Cama con María


Tengo un amigo alemán que habla un español casi perfecto aunque tiene una (divertidísima) tendencia a ser muy ahorrativo con el lenguaje. Si puede evitar el uso de preposiciones, conjunciones o cualquier tipo de nexo, lo hace. No sé si consciente o inconscientemente.

En una ocasión dijo “En Cama con Madonna” refiriéndose a la tontería esa que protagonizó la susodicha a principios de los noventa. A mí me hizo mucha gracia porque lo que me vino a la mente fue una imagen de la Blonde Ambition con cuarenta de fiebre, el termómetro en la boca y un montón de kleenex usados por todas partes.

Y en esas estoy yo, “en cama” debido a un dolor de garganta. Al menos hoy, ya que la simpatiquísima doctora que me ha atendido me ha dicho que “no me daba la baja” y a la que le he contestado que “tampoco te la iba a pedir”, tía lista. No sé yo por qué tenía que tratarme con tanto borderío, al fin y al cabo, la seguridad social no es exactamente gratuita y no creo que nadie merezca ser tratado de un modo tan condescendiente. Vamos, es que ni que fuera gratuita de verdad debería haber sido tan impertinente.

Eso sí, en una cosa tenía razón la señora, que aunque con malos modos, me ha dicho que debería dejar el tabaco. Algo que yo sé hace tiempo. Tengo que dejar de fumar. Tengo una bronquitis bastante fea.

Esto se sumaría a una especie de reset al que parecen estar sometiéndose casi todos los aspectos de mi vida. Por una lado, por decisión propia, decidí cuidarme en lo físico y he perdido algunos kilos. Decidí también acabar con cierto tipo de compañías masculinas y al menos, de momento, estoy en una fase de celibato total. Y lo profesional… no lo dejo en punto cero porque no puedo, pero he empezado a plantearme muy seriamente posibles alternativas a mi trabajo actual.

En definitiva, ¿que por qué me pongo tan autobiográfica después de tanto tiempo sin publicar nada? Pues porque sé que excepto por un par de excepciones (Muito obrigada, Lenise! Gracias, chica que grita si quiere algo más), este blog solo lo miráis los íntimos. Y de algún modo, es una manera de solicitar vuestro apoyo en todas las cuestiones mencionadas.

Como bien decían en La Bola de Cristal: “Solo no puedes. Con amigos… ¡Sí!”


domingo, 20 de diciembre de 2009

Ciutadella Blues Again


Mi obligación era escribir un cuento, pero no me visitaban las musas. Pasaba un día y otro día, pero la inspiración no acudía a mi encuentro. Empecé a estresarme y ya no eran días lo que faltaban para la presentación, sino apenas unas horas y tan angustiada empecé a sentirme que decidí salir a pasear un rato invadida por esa actitud a lo Scarlet O’Hara de “ya lo pensaré mañana”.


Descendí las calles del Eixample que me conducían hasta el parque de la Ciutadella, recordando con una sonrisa la intempestiva excursión propiciada por una ardilla dipsómana que me había arrastrado a la villa de Getafe hacía ya algún tiempo.

Al llegar al parque me senté en un banco y saqué la libreta que una amiga bienintencionada me había regalado con la esperanza de que por fin me decidiera a escribir sobre algo más que mi estado de eterna confusión. Lo que, como ya se habrá notado, no era tarea fácil.

Me dediqué a mirar a mi alrededor, buscando un rostro, un mineral, un vegetal, un cordero que me inspirara algo, pero me angustiaba y estaba ya al borde del llanto cuando de repente noté un familiar tirón en el pantalón. Imposible. Allí estaba mi amiga la ardilla. Esta vez en un estado más sereno que en el que la había dejado en aquel bar de Getafe.

- Buenos días, ardilla, ya veo que conseguiste volver a tu parque, espero que la resaca no fuera muy dura-

Agitando una de sus patitas me miró con cara de “no me lo recuerdes” y a continuación con la otra patita me indicó que la siguiera.

- Ardilla... que te quede muy claro que hoy no pienso ir a Getafe, ¡tengo cosas más importantes que hacer!-

Pero tiró de mi pantalón con tanta fuerza, que casi me sacó del banco. Puso sus brazos en jarra y pateó rítmicamente el suelo, a la espera de que yo me pusiera en marcha.

- Está bien... tú mandas, deboranueces –

No me lo podía creer, de nuevo estaba siguiendo a una ardilla caprichosa por la calle, ¿cuántas veces podía ocurrirme algo tan extraño? No volvería a ese parque, era demasiado arriesgado mientras este bicho lo habitara.

Para mi sorpresa, esta vez no me condujo fuera de los límites del parque. Tal vez la había juzgado a la ligera. Tal vez solo quería jugar porque no encontraba a otras ardillas en este parque y se aburría, tal vez... No, ¡tal vez no! ¡La ardilla había organizado una fiesta al lado del mamut! ¡Con todos sus amiguitos del zoo! Todos ellos preparados para la ocasión, con sus capirotes, sus matasuegras, sus collares de colores...

Y no era eso lo más impactante. Lo que más me llamó la atención es que parecían estar esperándome. Allí estaban la gatita de angora trabajadora, que abrazaba con fuerza al lobo del Eixample, que intentaba reprimir sus instintos y no comerse al canario de la Meridiana, que contemplaba anonadado al armadillo de México, que ofrecía un burrito a la ratita de Escudellers, que no dejaba de reír viendo cómo discutía el cuervo del Carmelo con el loro Cibyll Shepherd, que intentaba tirar de la cola del mapache de Getafe, que asustaba con una piraña disecada a la ardilla de la Ciutadella, que otra vez se me agarraba al pantalón temblando sin parar, y servidora, que a lo tonto había conseguido escribir un cuento de navidad...

¡FELIZ SARTÉN A MI ZOO FAVORITO!!






martes, 15 de diciembre de 2009

El villancico más bello y triste jamás cantado

Si Shane McGowan no hubiera bebido tanto a lo largo de su existencia, si Kirsty McColl no hubiera puesto el contrapunto con su voz de terciopelo, tal vez esta canción no hubiera podido expresar con tanta nitidez la amargura y los sueños rotos de una pareja de loosers en una fría nochebuena neoyorkina.

Feliz Navidad, queridos, a vosotros y a todos vuestros sueños rotos.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Para el lobo Julián

Y que se entere Toronto, es Popocho y no "Pochocho"...


martes, 17 de noviembre de 2009

Aunque...

Qué le voy a hacer. Gracias a Dios lo lúdico siempre acaba ganando terreno y a mí los bajones me duran más bien poco. Sandunguera que es una.
Le dedico este apunte, muy en especial, a mi querida Abutrí, que pa sandunguera, ella.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Tonta

Esta tarde estoy tonta. Y triste. Y no salgo de casa para olvidarme de lo tonta y triste que estoy. Así que lo único que me da un poco de consuelo en esta tarde tan tonta y triste es escuchar una canción tonta y con cierto aire triste como esta...


domingo, 4 de octubre de 2009

Nuevas Aventuras


No hay nada como las improvisaciones, las cosas inesperadas. Sobre todo, las que una no espera de sí misma. Si alguien me hubiera dicho dónde iba a acabar después de un día de barbacoa, no me lo hubiera creído. Y no, esta vez la cosa no tiene que ver con un hombre ni una nueva experiencia erótico festiva. Sino con... 22 hombres. Y una pelota. Para todo hay una primera vez en la vida y yo ese día tuve dos: Mi primera vez en el Camp Nou y mi primera vez en un partido del Barça. ¡Chispas!


El Camp Nou no lo había visitado yo ni para ir a ver un megaconcierto y al Barça solo lo había visto en la tele. Aparte de eso, mi único contacto con el mundo culé se limitaba a una vez que me estrellé contra Guardiola, literalmente, en un centro de ocio, hace ya unos cuantos añitos y cuando él era todavía jugador y una auténtica estrella.


¿Y qué impresiones saqué yo de aquel día?


- Que el Camp Nou es muy verde.


- Que huele a bocata de atún o de tortilla de patatas.


- Que sin un locutor comentando las jugadas tenía una extraña sensación de soledad entre la masa, solo perturbada por un señor que no dejaba de increpar a Sergio Busquets.


- Que Puyol se mueve mucho y desde donde yo estaba, se le reconocía por la melena.


- Que al principio me decepcioné un poco porque no estaba Piqué. Con este sí que me di cuenta de que no estaba porque es muy alto y rubio (como la cerveza) y en el campo no había nadie con esas características, (Ibrahimovic es alto pero no rubio, como la cerveza negra). Al final el bigardo salió en la segunda parte y fui feliz.


- Por otra parte, me llevé una agradable sorpresa con la persona que me invitó. Los dos somos igual de tímidos y aunque creo que existe simpatía mutua, nos cuesta un poco hablar cuando de repente nos hemos encontrado a solas. Pues nada de eso. Ver el partido con él fue fantástico, porque tiene un maravilloso sentido del humor y el partido, que resultó ser muy aburrido, con sus explicaciones fue mucho mejor.


Ala, ya está, ya he escrito algo. A ver si así dejáis de reñirme un rato...