jueves, 11 de diciembre de 2008

Dulce Pájaro del Uruguay

Mis amigos siempre me han dicho "escribe, niña, escribe" y yo siempre he reaccionado con cierta reticencia al respecto. Al fin y al cabo, tal vez lo lleve en la sangre, porque según mi padre, en el colegio le felicitaban "porque tenía la letra muy bonita", por lo tanto y siempre según su criterio, algo de él debo haber heredado.
Pero volviendo a los amigos y a su insistencia en mi supuesta vocación literaria, es en ellos en quien me inspiro cuando decido pasar más de diez minutos seguidos delante del ordenador.
La historieta que a continuación podréis leer está basada en mi amigo Martín y la escribí hace unos cuatro añitos. Está llena de chascarrillos y guiños privados, pero creo que más o menos puede entenderse... ¿no?


Debía correr el mes de mayo de 2004 y llegaba tarde a una cita. Me dirigía a toda prisa a la playa de la Barceloneta como alma que lleva el diablo, y la verdad, no sé a qué venía tanta premura. Al fin y al cabo, iba a encontrarme en la playa con mi gran amiga Marilyn Yogui, también conocida como Star Dona y que, tal y como este segundo nombre (artístico) sugiere, nunca se distinguió por su puntualidad. Sin resuello, llegué al encuentro de Marilyn que, contra todo pronóstico, había llegado puntual y quien, en ese momento, sobre una salida de aire del metro, dejaba que su falda fluyera libremente mientras alzaba los brazos cual dios hindú recitando un mantra. Todo muy espontáneo, vamos.


Pretendiendo que su conducta me resultaba de lo más corrientito, le saludé con un par de besos y un "¿qué tal estás?", me dijo que más en forma que yo y le contesté que, aún así, yo, seguía siendo más joven que ella.


Por un momento me pareció notar que echaba espuma por la boca, comenzó a levantar los puños y antes de que yo pudiera pensar "pies, para qué os quiero", su rictus de rabia se transformó en una dulce sonrisa, sus puños en dos gráciles mariposas que se extendían en el aire, sus ojos se cerraron (y el mundo siguió andando en estado de shock ante tal escena) mientras canturreaba algo que a mí me pareció así como "gonoooogorrooggooon" y se quedó más ancha que larga.


Después de este momento Alexis Carrington meets Dalai Lama, las aguas volvieron a su cauce antes de que las manos pudieran llegar a las faces de la vecina. Algo bueno debe tener el yoga que tanta paz proporciona a su belicoso espíritu...


Nos dispusimos pues a dar una vueltecita por la playa. El día era claro y soleado, pero todavía no hacía tiempo como para ir con las carnes muy descubiertas. A pesar de ello, Marilyn insistía en que me quedara en top-less. Nadie se bañaba, nadie llevaba traje de baño, nadie tomaba el sol, y aún así, según ella, yo era una cobarde, gallina, capitán de las sardinas por no querer tomar conciencia de mi propio cuerpo y bla, bla, bla...Yo le contesté que antes que la apertura estaba la sensatez y ella me contestó que antes de peinarse se comía un lichi, que pensara seriamente sobre el significado de semejante acción. Aún le sigo dando vueltas al asunto, no sé por qué, creo que se estaba quedando conmigo, pero como le da ese aire de trascendencia a todo lo que hace...


Cansada ya de intentar mantener el sujetador en su sitio, con escaso éxito, propuse a Marilyn ir a tomar unas tapitas, a lo que accedió gustosa, y acabamos en una linda plaza ante un par de cervezas y unas bravas, que parecieron bajarle al mundo real barcelonetero y una vez iniciado el descenso, antes de llegar a tocar el suelo, reprendió el vuelo y se subió a la mesa, donde se lanzó por rumbitas con letras tales como "cojo la cachimba y me pongo siego" o "y es que me paso el día de juerga, toda la noches sin descansá".


Los pobres comensales que nos rodeaban comenzaron, con ligeros carraspeos y miradas reprobatorias, a llamarnos la atención, pero Marylin se había metido tanto en su papel de Carmen Amaya del método que ignoraba por completo el malestar que a su alrededor estaba causando.


Sorprendentemente, justo cuando más intenso era el trance flamenquil en el que se había sumergido, paró en seco y otra vez, con una encantadora sonrisa me espetó:
-Te voy a presentar a alguien, ayúdame a bajar... ¡Pero qué pandilla de sosos!, ¡haced el favor de aplaudirme!-


Como respuesta sólo recibió el reinicio de las conversaciones salvajemente interrumpidas por su arte.


- Ellos se lo pierden...en fin, hoy vas a conocer un urogallo -


-¿Un qué? - Contesté sorprendida.


- Un urogallo, ya verás qué majo que es, mu limpio y mu buena gente -

Urogallo... ¿Eso no es un pájaro?... ¡Dios, qué nervios! ¿De qué iba yo a hablar con un ave?

-Y es pianista -

¿Cómo? Pero bueno, ¿es que me iban a presentar a un personaje de Barrio Sésamo? Es que esta Marilyn me mete en unos compromisos...

Así que, para que no me pillara desprevenida, empecé a buscar en mi memoria algún retazo de documental de la 2 en la que se hablara sobre el mencionado bicho mientras Marilyn gritaba desde la mesa a un punto que parecía estar al otro lado de la plaza:

- ¡MARTINSITOOOOOO, YUHUUUU!, ¡Ai, no me oye!, ya verás como ahora sí: ¡¡PRIIIIIIIIIII!! -

Vi como en un ventanal un personaje se asomaba algo asustado y agitaba su mano tímidamente en señal de saludo.

-Ya nos ha visto, ahora viene-

-¿Volando?- Pensé. No, bajó a pie, como los seres humanos, mientras, yo seguía recordando pasajes de los documentales de la 2 para que no me pillara por sorpresa:

"El urogallo macho es, sólo por su tamaño, inconfundible, aunque también puede adoptar una indumentaria más alisada: sin "perilla" y sin tornasol verde en el pecho."

Era, sí, inconfundiblemente macho, su indumentaria no sé yo hasta que punto estaba alisada ¡No le iba yo a preguntar si se había planchado la ropa, vamos! Por otro lado perilla no tenía y tornasol verde, ya te digo yo que no.

Se acercó a nosotras con cierta cautela, la verdad es que para pájaro no estaba mal. Hice lo posible por no armar mucho ruido, no fuera ser que se asustara y saliera volando o nos picara salvajemente.

"La hembra es mayor que un gallo de corral, y hasta levanta su vuelo estrepitosamente. Además, su cola es redondeada."

¿A ver si iba a ser hembra? ¡Mira que más grande que un gallo de corral lo era! Lo de la cola redondeada sigue siendo un misterio para mí...Cosas más raras se han visto en este valle de lágrimas...

Marilyn procedió a ejercer de maestro de ceremonias:
- María, éste joven que aquí ves, éste tan guapo y tan listo, tan moreno y con esta voz tan sensual, éste que con tanto embeleso miras... Pues te jodes, que es gay!

"El urogallo puede llegar a acostumbrarse a la cercanía del hombre."

Ejem...y parece ser que mucho no le costaría...

- Por cierto, Martín, María, María, Martín -

El pájaro gay - más asustado y confuso que gay en ese momento- me dedicó una sonrisa educada y temblando, se sentó a nuestro lado. Ante tal situación, y sin saber muy bien qué decir, sólo se me ocurrió preguntar:
- Y esto... ¿Hace mucho que anidaste aquí?

Aunque con una mirada de evidente extrañeza, me contestó con educación:
- Ésteeee, unos tres años. Y vos, ¿sos de acá?-

¿Ese acento? No sabía yo que los urogallos eran aves migratorias...

-Sí, no soy ornitorrinca ni nada parecido -

Su mirada de extrañeza se convirtió en mirada de total estupefacción, se giró hacia donde Marilyn estaba sentada en busca de una pista que le ayudara a entender algo de la situación.

Demasiado tarde, en ese momento ella intentaba arrebatarle el acordeón a un pobre rumano que tocaba algo de Edith Piaf para los turistas.

- Ejem... me parece que se ha pasado en la dosis de flores de Bach para potenciar la amistad hacia lo ajeno- le dije.

Esta vez me miró de un modo diferente, como con cara de "Intentemos dar un poco de sentido a todo esto antes de que salga corriendo, ¡pedazo de locas!"

- ¿Ya probaron el mate?-

- La verdad es que prefiero los M'n'Ms... ¿Eso del mate no es algo que se toma en Argentina y Urug... ¡claro! -¡Eureka, acababa de entenderlo todo!- ¡eres U-RU-GUA-YO!, ¡dame un abrazo, amigo! - y me abalancé sobre él con tremendo desenfreno mientras me dedicaba a palpar algo aquí y allá de su sensual anatomía. Pero él tenía otros planes...

La plaza tenía una salida que desembocaba en el paseo marítimo y en la esquina se hallaba un bar de ingleses ruidoso y un tanto hooligan. Aunque el interior del local parecía el mismo averno, en el exterior habían colocado unas mesas y unas sillas que humanizan hasta cierto punto el denso ambiente que normalmente reinaba. Desde la plaza se podían divisar algunas de las sillas, con el paisaje del puerto como fondo.

Justo en ese momento una de las sillas era ocupada por un hombre de unos treinta años, más bien alto, de constitución atlética, bronceado, cabello castaño oscuro y ojos verde olivo que, a mis espaldas, se estaban encontrando con los ojos azabache de Martinsito, quien, cansado de mi repentino y desaforado cariño me apartó de él con suavidad...una suavidad que me estrelló contra la fuente que había en medio la plaza.

Una vez reincorporada, pude ver como Martinsito, con un brillo especial en los ojos, se acercaba al hombre del bar, quien con una sonrisa de medio lado se presentaba:

- My name is Bridges. James Bridges-

A lo que el uruguayo contestó:
-Pues my name is Sito, Martinsito-

El guiri se puso de pie y tras otra mirada mutua que hizo que las sillas del bar se fundieran como el robot de Terminator II, desaparecieron por el paseo.

"Siempre se ha escrito de los urogallos que son orgullosos en celo, que pierden el miedo delante del hombre y que incluso lo atacan"
Menudo pájaro...

Mientras, Marilyn seguía batallando con el rumano, quien ya le suplicaba de rodillas por su mujer, por sus hijos, por el conde Dracula... que no le arrebatara su método de subsistencia. Decidí seguir su ejemplo, (el de Marilyn, no el del rumano) y le arrebaté el poncho a un boliviano al grito de ¡¡¡LA ORNITORRRINCA PASAAAAA!!!

FIN

Barcelona, 28 de agosto de 2004

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